GUÍA DE LECTURA DE LOS GIRASOLES CIEGOS
DE
ALBERTO MÉNDEZ BORRA
(Algaida Editorial)
Lengua
castellana y Literatura
Segundo
de Bachillerato Curso 2011/12
El
autor
Alberto
Méndez Borra nació en Madrid en 1941. Estudió bachillerato en Roma adonde se
había trasladado su padre, poeta y traductor, no sólo por motivos políticos
sino también económicos. Posteriormente se licenció en Filosofía y Letras por la Universidad Complutense
de Madrid. Méndez, hombre de izquierdas (milita en el Partido Comunista hasta 1982),
estuvo siempre vinculado, de una u otra manera, al mundo de la edición. Crea,
entre otras, la editorial Ciencia Nueva, colabora con la editorial Montena y
también se dedica a labores de guionista de televisión.
En
el año 2004 publica Los girasoles ciegos, su primer y único libro. Con
el ganó el Premio Setenil 2004, al mejor libro de cuentos. Pocos meses después
murió sin conocer el éxito, que llegaría con el Premio de la Crítica en el 2005 y el
Nacional de Narrativa.
La
obra: Los girasoles ciegos
El
libro se compone de cuatro relatos aparentemente independientes, pero que se
engarzan y se complementan, aunque solo al final encontraremos la relación que
guardan entre sí.
La
acción se sitúa en distintos momentos entre 1936 y 1942, tras la finalización de
la Guerra Civil
española. Son sus protagonistas un capitán franquista que renuncia a ganar la
guerra, un joven poeta que huye con su compañera a la montaña, un preso que
busca la forma de retrasar su fusilamiento y un diácono que se debate entre su
vocación sacerdotal y la lascivia, y su activismo e ideales fascistas.
Son
historias que podrían ser anónimas, tremendamente intimistas y reflexivas que,
si no son verdad, todas ellas podrían ser ciertas. El propio autor ha
manifestado que, aunque fruto de la ficción literaria, parten de hechos y
protagonistas reales conocidos por él mismo a los que les ocurrió algo
parecido. Son historias de tiempo de silencio, en el que no se podía decir lo
que se sabía.
La
derrota es el título de cada uno de los relatos y es el verdadero tema de todos
ellos.
Aunque
se toma una posición claramente antifranquista, no se trata de un verdadero
alegato político. Es un libro sobre la Guerra Civil que no se centra en la lucha y sus
protagonistas, sino en las consecuencias humanas, el sufrimiento y los muertos,
en cómo los derrotados fueron perseguidos con saña, un libro donde se reclama
la dignidad de los vencidos. Alberto Méndez ha querido rescatar del olvido
cuatro historias, cuatro derrotas, que ya se daban por inútiles y olvidadas,
pero la guerra deja unas huellas que ni siquiera la victoria puede borrar.
Se
trata de un libro apropiado para aproximarnos al drama personal que se vivió en
aquellos años y pone de manifiesto que es necesario conocer la historia,
recuperar la memoria y entender que en una guerra entre hermanos, al final,
todos son perdedores; por eso quizás los personajes vencedores a los que se les
da voz en la obra aparecen desorientados, perdidos, como los girasoles ciegos.
Y,
sobre todo, es un buen ejemplo de literatura bien hecha. Alberto Méndez ha
preferido el cuento a la novela y así lo manifiesta en el texto de En torno
al cuento donde, además de señalar a Borges y Cortázar como sus cuentistas
preferidos, apunta las virtudes y defectos del género, señalando que el cuento
se caracteriza por su capacidad sintética y desarrollo vertiginoso, porque sólo
utiliza los elementos esenciales de la narración: planteamiento sucinto, enredo
esquemático, personajes paradigmáticos y desenlace sorpresivo; cuando eso se
logra, comenta, se convierte el cuento en un género absolutamente moderno.
En
sus aspectos formales, no existe en los cuentos un narrador único conocedor de
toda la historia; por el contrario, el autor hace uso de distintos modos
narrativos: un narrador omnisciente o no, el manuscrito o diario encontrado, el
relato autobiográfico en primera persona y la confesión mediante carta a una
tercera persona. Cuando distintos narradores coinciden en el mismo relato, se
emplean distintos tipos de letra.
1. Primera derrota: 1939 o Si el corazón pensara
dejaría de latir
En
esta primera historia se cuenta cómo un oficial del ejército nacional, harto de
crueldad y violencia, se autoelimina por el curioso método de rendirse al bando
rojo en la madrugada anterior a la rendición final de las tropas republicanas.
El bando franquista, que ocupa inmediatamente Madrid, le fusila, pero el
oficial sólo queda herido y deambula unos días sin saber por dónde anda hasta
que es detenido de nuevo y entonces le quita el arma a un guardián y se suicida.
Como en Crónica de una muerte anunciada, la novela de García Márquez, el
narrador nos anticipa el final del personaje que «eligió su muerte a ciegas».
El relato mostrará cómo llegó a ello.
Actividades
1.
«Soy un rendido» -dice el capitán Alegría- ¿qué razones da para ello? ¿Por qué
un soldado del bando vencedor se rinde al ejército que está a punto de
rendirse?
Pág. 13 y 14 “…Así comenzó la derrota del capitán Alegría. Durante
tres largos años había observado a ese enemigo desarrapado y paisano, resignado
a que otro ejército, el suyo, anonadara esa ciudad inmóvil, silenciosa, que
había trazado sus límites al azar, tras unas trincheras desde las que hacía
tiempo nadie esperaba un ataque…” p. 15 “… La primera vez que el capitán
Alegría estuvo cerca del riesgo fue, precisamente, el día que comienza esta
historia. Su decisión no fue la de unirse al enemigo sino rendirse, entregarse
prisionero. Un desertor es un enemigo que ha dejado de serlo; un rendido es un
enemigo derrotado, pero sigue siendo un enemigo. Alegría insistió varias veces
sobre ello cuando fue acusado de traición. Pero eso ocurrió más tarde…”.
2.
¿Qué datos empezamos a conocer de la vida del personaje?
Pp. 20-21. “… Sabemos que Alegría estudió Derecho, primero en Madrid
y luego en Salamanca. Sabemos por familiares suyos que recibió una educación de
hacendado rural en Huérmeces, provincia de Burgos, donde nació en 1912… Fue un
estudiante sin brillo pero tenaz y Jiménez de Asúa le enseñó que la Ley no
tiene nada que ver con la Naturaleza, que el legislador debe tomar partido,
porque ésa es la única forma de ser igualitarios. Al poderoso le basta con el
poder.
Pero después, ya en Salamanca, aprendió que la Ley está por encima
de las leyes y esa Ley no elige nada…
Nos consta que se unió al ejército sublevado en 1936 porque así
defendía lo que había sido siempre suyo. Para él fue una guerra sin batallas,
sin gestas ni enemigos, dedicada sólo a las arrobas de trigo, a los cuarterones
de tabaco, a las prendas de vestir… Su guerra fue estibar, distribuir, ordenar,
repartir y administrar todo lo preciso para que otros mataran, murieran y
vencieran a un enemigo al que nunca vio de cerca aunque estaba siempre allí,
como un paisaje, cada vez más estático, cada vez más petrificado…”
3.
De nuevo se adelanta que el capitán Alegría se encontraría frente al pelotón de
fusilamiento, pero ¿conocemos qué ocurrió?
Pp. 21-22, “…El último parte de Intendencia que, como era
preceptivo, tuvo que redactar la noche en que se rindió al enemigo, nos da la
clave del estado de ánimo en el que se hallaba al cabo de tres años de
guerra…”.
4.
El narrador no es omnisciente y emplea la 1ª persona del plural, un «nosotros»
que ha preguntado a testigos, indagado en documentos o que presupone cómo
pudieron ocurrir los hechos. De este modo, conocemos las declaraciones del
capitán Alegría por acta de juicio sumarísimo que se sigue contra él, ¿qué se
dice en su final?
Pág. 23. “ … -¿De verdad se ha rendido esta mañana?
-Sí, mi coronel, me he rendido esta mañana.
-Tú eres un imbécil y un traidor. Serás juzgado por esto…”
Pág. 25 “… Estuvo en el desabrido hangar de Barajas desde el día
cuatro al ocho de abril, debilitándose, ajándose como un odre seco,
desparramando su eterna compostura en cada vómito, en cada desmayo, en cada
tiritona, en cada retortijón del hambre. Un grupo de falangistas tomó la
filiación a cada uno de los presos, que, en posición de firmes, recibieron
ultrajes, golpes y humillaciones antes de ser despojados de los distintivos del
grado militar en sus uniformes, de su documentación y de todos sus objetos
personales…”.
Pp.
26-27-28, en letra cursiva. “… Preguntado que si no queríamos ganar la Gloriosa Cruzada,
qué es lo que queríamos, el procesado responde: queríamos matarlos.”
A continuación, se le expulsa del ejército y se le declara culpable
del delito de traición y connivencia con el enemigo. Es condenado a muerte”.
5.
Durante el tiempo en que espera encarcelado, escribe a su novia Inés. ¿Qué le
dice? ¿A quién había escrito también y para qué?
A
su novia Inés le dice lo siguiente (pág. 29 “… En otra
cara a Inés, que era maestra en Ubierna, habla crípticamente de la soledad que
le está convirtiendo en un despojo y, al igual que antes lo hiciera San Juan de
la Cruz, tiene que recurrir a frases de otros para hablar de sí mismo, como si
no se atreviera s utilizar sus sentimientos:
“soy un fue, y un será, y un es cansado”. No hay pasión en su despedida, ni
siquiera amor, sólo un plañido difuso, una reconvención a lo coetáneo, el
lamento de una vida inoportuna: “No tuve
tiempo para hacer planes porque otros horrores suspendieron mi futuro, pero ten
por seguro que, de haberlos hecho, tú hubieras sido la columna vertebral de mi
proyecto.”
Pág. 28. “ Escribió, al menos, tres cartas: una a su novia Inés, que
ha llegado a nuestras manos, otra a sus padres en Huérmeces, cuya casa fue
destruida por una crecida del río Urbiel que se llevó entre sus aguas la
memoria, la hacienda y las ganas de vivir de dos ancianos que, al saber del
arrebato de su hijo, fijaron sus miradas en un punto indiferentes del paisaje y
enmudecieron de tal modo que ni siquiera antes de morir quisieron confesarse.
La tercera carta la dirigió al Generalísimo Franco, Caudillo de España.”
6.
El día 18 va a ser el fusilamiento ¿Qué pasó ese día y los siguientes?
Pp.
28-29. “Si tuviéramos que imaginar en qué se convirtió
la vida para el capitán Alegría, deberíamos hablar de un torbellino de aceite:
lento, pastoso, inexorable. Paseando su soledad en aquel hangar de angustias,
envuelto en el vacío…
Pág.
31-32. “… Una bala le había dado en la parte alta de la
frente de tal suerte que resbaló sobre su cráneo, abriendo una profunda herida
casi hasta la nuca, sin romper la calavera. Tenía sangre en el rostro, en las
sienes, en el cuello, pero la tierra había servido de cauterio y, aunque ahora
sangraba de nuevo, mientras estuvo inconsciente su corazón tuvo una razón para
latir además de la del miedo.
Estaba anocheciendo.
Aquí comienza una peripecia de Alegría de la que apenas sabemos los
detalles, porque, aunque a veces toleró hablar de lo ocurrido antes de su
resurrección, raramente consintió en contarle a nadie…”
7.
Conocemos su segunda muerte por la nota hallada en su bolsillo, aunque sólo de
modo incompleto ya que no se indican las circunstancias, ¿qué reflexiones hizo
en aquella nota?
Pp.
35-36. “Debió de ser entonces cuando nació la reflexión
que recogió en unas notas encontradas en su bolsillo el día de su segunda
muerte, la real, que tuvo lugar más tarde, cuando se levantó la tapa de la vida
con un fusil arrebatado a sus guardianes.
COMENTAR:
· Sentimientos
del rendido (pp. 16-17).
· Desertor
o rendido (pág. 18).
· Los
republicanos recogen documentos y queman información (pág. 19).
ANOTACIONES DE VOCABULARIO:
- Entomología:
parte de la zoología que estudia los insectos. Entomólogo, estudioso de
dicha disciplina.
- Atarantapayos: (Méj.) m. Cosa de poco valor y mucha apariencia. Espantavillanos.
- Filoxera:
insecto que aniquila los viñedos.
- Oídio: hongo
parásito que vive en la vid y la mata.
- Hombre enteco:
enfermizo, débil.